En línea con la actual relevancia social en torno a la modificación
de la legislación Argentina sobre los matrimonios, la postura de los
católicos en ella, voy a exponer mi posición aquí, que para eso es
mi blog:
Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos.
Me parece una injusticia y un error tratar de impedirselo.
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a
muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales
y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran,
por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de caracter de
las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el
sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a
veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su
peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que
muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de
torturados, pueden incomodar a algunos.
Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad,
no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es
un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto
religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas.
También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente
condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir
que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por
"el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su
religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia
en el hogar y las familias desestrucuturadas. Pero hay que recordar
que esto no es algo que ocurra sólo en las familas católicas y que,
dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos
juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser
llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruín de
desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso:
Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una
familia es una familia.
Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente del que mi
opinión, espero, no resulte demasiado radical: También estoy a favor
de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es
probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de
"¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse
católicos!".
Veo ese tipo de críticas y respondo: Si bién es cierto que los hijos
de católicos tienen mucha mayor problabilidad de convertirse a su
vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la
informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los
católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas
evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para
educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un
hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los
tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es
precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que
debería permitirseles también a los católicos tanto el matrimonio
como la adopción.
Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.