sábado, 15 de agosto de 2009

noche de jueves

noche de jueves, había sido un día frio y triste; por eso decidí ir a el bar de “don Carlos”, donde se juntaban mochileros, y toda esa gente que va para el lado que el viento sopla, empecé a charlar con un salteño, me contaba de sus experiencias en esos viajes tan largos ;mientras me tomaba una caña con ruda, y atentamente escuchaba en su voz algo extraño ,por fin me conto que andaba medio mal con su familia por eso decidió hacer estos viajes , su destino era el bolsón. Esta vez iba solo, porque en las montañas había perdido a su gran amigo.

yo le pedía otro copa al amigo Carlos, el mochilero medio entre las uvas contaba que su mejor hobby eran los artesanías rusticas y otras, yo miraba y escuchaba atentamente , era algo que me interesaba cada vez más , fanático yo también de las artesanías, le decía el mas grande sentimiento es usar algo echo por mis propias manos.

Desde cuchillos hasta las pipas, me eh diseñado para mis extensos viajes me decía el salteño con voz ronca.

Después de charlar un largo rato, le pregunte si en esos viajes no podía unirme yo, me respondió que le encantaría. Esperamos el amanecer cargue mis pilchas y salimos a hacer dedo; recorrimos todas las rutas y caminos desiertos, después de cinco largos días de ruta llegamos al bolsón (a las 22:30…) donde el salteño dijo:

Mejor me muevo, yo necesito “laburar” algo antes de las 12 tengo sueño, necesito dormir un poco y darle descanso a mi cuerpo gastado.

Yo sin comprender exactamente a que se refería le di el ok y me fui al hostal a dormir un rato… ¡Que noche rara!

Mientras estaba acostado en las piojentas camas del hostal donde parábamos el salteño laburaba (vaya uno a saber de que).

Esa noche cuando el salteño volvió le pregunte de que laburaba, no tuve respuesta...

Después de unos diez días en el bolsón Agustín (la única información que pude sacarle fue el nombre) decidió seguir viaje hacia el sur y desde allí tenia ganas de cruzar a Chile, me pidió que lo acompañe pero ya había estado suficientemente tiempo fuera de casa por lo que decidí emprender el regreso.

En el momento de la despedida tuvimos una corta charla sobre lo que es el viajar…

Después nos abrazamos, pero no me di cuenta de que mi abrazo lo traspasó como aire

Si, por más que no lo crean había hecho un viaje largo acompañado por un fantasma.

Con el tiempo me entere de que el mochilero murió en la noche de un jueves muy fría al costado de la ruta…

Todavía resuenan en mis oídos lo último que me dijo:

“La respuesta del vacio esta cifrada en nuestro eco.”

_______________FIN________________


autores: Emanuel Mattos y Agustin Soldini

lunes, 3 de agosto de 2009

Gripe Chanchita...

Tengo una duda.

¿Yo soy un inconsciente suicida o los que usan barbijo son unos exagerados ridículos?

sábado, 1 de agosto de 2009

¿Orgullo ateo?

Ni satánicos ni esnobs


En la actualidad, si usted se identifica como ateo, olvídese de entrar en el mundo de la política latinoamericana y es probable que se sienta empujado a no visitar otros círculos también. Entre muchos, el ateo ofende por su mera presencia; no creer es, o parte de un plan satánico contra dios o simple y sencillamente un gesto de muy mala educación hacia los demás, como si la opción misma debiese ser abolida.

Nunca he partido de la premisa de que el creyente es menos inteligente ni perspicaz tampoco pienso que sea más bondadoso ni tolerante, esas cosas se evalúan individualmente; no suelo deliberar que aquel que cree en seres sobrenaturales es necesariamente crédulo en todo lo demás, somos animales muy complejos para ser medidos y definidos por una sola faceta de nuestras vidas. Justamente, es esa forma de evaluación la que espero de los creyentes al conocer mi condición de atea. Tolerancia, respeto, empatía…libertad.

carta de un rinoceronte a una luciernaga que ya no existe


De a poco todo comienza a salir un pokito mejor.
Ya no tengo pesadillas. Ni piojos. Y gracias a mi nueva costumbre de usar a modo de papel de armar las hojas de los libros de poesía jujeña que me gustaron mucho,casi ya no fumo.
Conseguí trabajo. Subí diez kilos. Y ya no preocupa tanto que la tierra pueda explotar de un día para el otro.
Pero hay cosas que no cambian. Cosas que nunca cambian.
Ayer quise decir Lucía y fue tu nombre el que dije.
Y es así... Mi estoica tranquilidad de rinoceronte en cautiverio nuevamente amenazada por no saber olvidar